La importancia de la actividad física
La inactividad física es por lejos uno de los factores de riesgo mayores para el aparato cardiovascular. La vida sedentaria aumenta los factores lipídicos y no lipídicos del llamado “síndrome metabólico” y puede entrañar riesgo para el funcionamiento cardíaco y la irrigación coronaria.
En cambio, la actividad física regular (especialmente aeróbica: trote, caminatas, remo, natación, ciclismo), tiene los siguientes beneficios:
- Reduce el peso corporal al gastar calorías lo que permite “mantenerse en línea”
- Disminuye las ansias de fumar
- Aumenta el colesterol HDL (“colesterol bueno”)
- Reduce las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y en algunas personas también podría reducir el colesterol LDL (“colesterol malo”) y los triglicéridos (otro de los lípidos –“grasas”- de la sangre)
- Puede reducir la presión sanguínea por lo que es muy útil en hipertensos
- Reduce la resistencia insulínica lo que implica una ayuda para los diabéticos
- Mejora la tolerancia a la glucosa (en otras palabras: bajan la glucemia, lo que ayuda especialmente a los diabéticos), abren las colaterales de las coronarias lo que previene o minimiza los problemas cardíacos, mejora los estados de ánimo (por ello es útil para los deprimidos) y si se hacen de mañana mejoran el sueño y las erecciones nocturnas.
- Tiene una favorable influencia en la función cardiovascular
- Mejora la circulación colateral coronaria (lo que reduce el riesgo cuando se llega a taponar un tronco coronario principal)
- Activa la circulación periférica
- Mejora los estados de ánimo (probablemente por liberación de endorfinas y neurotransmisores) lo que destaca su utilidad en cuadros depresivos
- Reduce los niveles de estrés
- Si se hace por la mañana o en las primeras horas de la tarde, facilitan el sueño y las erecciones nocturnas
- Evita o disminuye innecesarios gastos sanitarios (medicaciones, cirugías, estudios, etc)
Por varias de las razones anteriores ayuda a mantener una mejor salud sexual y un mejor estado anímico y corporal
Por lo que vemos es altamente saludable mantener, desde la juventud hasta la vejez, actividades físicas periódicas y frecuentes que se conecten con la medicina preventiva y una mejor calidad de vida.
¡A mover el cuerpo, entonces!
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